sábado, 9 de junio de 2007
Sabado 9 en Madrid
Me levanto por la mañana (por fin ñ en el teclado) y miro hacia los lados, buscando la puerta de la tienda de campaña y escuchando acechante por si oigo a los ingleses de la tienda de al ldao hablar con su perfecto acento. Me doy cuenta de que estoy de nuevo en Madrid, que hoy no habrá policía en las escaleras de mi portal ni veremos tambores por las calles. Podría parecer que todo ha sido un sueño, porque parece que nada ha cambiado. Luego pienso que los que hemos cambiado somos nosotros, aunque las caras en la calle sean las mismas y el mundo siga andando como si nada hubiera pasado. La primera mirada a los periódicos me indica que todo permanece igual. ETA sigue desviando la atención de la gente sobre los problemas acuciantes (sociales, medioambientales...) y que apenas nada de lo que hemos hecho en Rostock ha sido percibido por la gente. Me pongo un poco triste, nadie se da cuenta de nuestros gritos por lograr un mundo mejor, un futuro mejor. Sigo viendo como cualquier noticia referida a Rostock habla de disturbios y gente antisistema (a lo mejor resulta que profesores universitarios, trabajadores, desempleados, estudiantes quieren acabar con el mundo, son peligrosos). Mi madre sigue dando las gracias porque no me han detenido ni pegado. Los intercambios de ideas, las marchas pacíficas, la presencia de gentes de toda condición (sexo, edad, color) con una ilusión común no aparecen en las portadas de ningún medio de comunicación ni en las conversaciones de mis amigos, que seguirán pensando en por qué España sólo le metió dos goles a Linchestein.
Después reflexiono, pienso en la gente que he visto en Rostock y sus ganas de cambiar las cosas, la gente que nos ha seguido a través de este foro, la gente que trabaja cada día para lograr un mundo más vivible y con un futuro más halagüeño. Me propongo cumplir con mi compromiso día a día y mostrar a la gente a través del día a día que es posible vivir con otros valores que la ambición, la avaricia y el odio. Se que cuando me sienta insignificante frente al mundo, vencido e incapaz de cambiar las cosas, podré pensar en estos días en Rostock y recuperar mis fuerzas. Sonreiré y pensaré para mi mismo:
Siempre nos quedará (y habrá muchos más) Rostock
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1 comentario:
tercer intento para dejar un mensaje aqui, igual aparece 3 veces...
Muchas gracias por haber dedicado cada día algunos minutos para mostrarnos la otra cara de esta contracumbre.
Tenemos que reunirnos lo antes posible para concretar las actividades que haremos aqui,
besos
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